Por: Víctor Montoya
Este primer libro de carácter colectivo, que formará
parte de una colección de antologías con diversos temas, se publicó gracias al
impulso entusiasta de la Editorial Don Bosco, que desde hace más de un siglo
viene produciendo textos de estudio para niños, jóvenes y adultos; una
iniciativa que surge en tiempos en que la literatura infantil y juvenil
boliviana se va consolidando a paso lento pero seguro.
En esta nota, escrita más por hedonismo que por
obligación, no se tiene la intención de comentar el contenido de cada uno de
los cuentos, debido a que este trabajito se los dejo a los lectores, quienes,
con la apreciación y subjetividad propia de cualquier lector interesado en decodificar
las claves de un texto, son los verdaderos críticos literarios y los encargados
de hacerse un juicio personal de cada una de las propuestas de este libro que,
para comenzar con la fascinación por los misterios de la vida y la muerte,
lleva un número cabalístico en el título, porque el 13 está referido al arcano
de la muerte y es un número especial en el ámbito esotérico.
Si bien es cierto que no todos los cuentos giran,
específicamente, en torno a la temática del misterio, es cierto también que
cumplen con creces las exigencias de la antología, que, según refiere la propia
antologista: “La recopilación de los cuentos obedeció a la calidad literaria, a
la originalidad y a la estructura general de la obra”. Asimismo, cabe remarcar
que el libro luce una pulcra diagramación y edición, conforme a lo que se
requiere en un libro dedicado a los adolescentes, a diferencia de aquello
mamotretos que, en épocas pretéritas, se presentaban con el rótulo de
literatura infantil y juvenil, aunque carecían de ilustraciones y de una
extraordinaria presentación, que atraiga la atención de los lectores a primera
vista.
Este libro, aparte de la interesante presentación de cada
uno de los autores y autoras, reúne cuentos revestidos de desbordante
imaginación e indiscutible calidad literaria, así algunos de ellos no se
dediquen con asiduidad al oficio de la escritura. No obstante, este mismo hecho
demuestra que el arte de la creación literaria no es un don divino, reservado
para unos pocos iluminados, sino un campo en el que cualquiera, con un poco de
creatividad y dedicación, puede convertir la escritura en una de las pasiones
de su vida. No es casual que algunas de las escritoras, cuando recuerdan su
relación con las letras en su adolescencia, confiesan que no tenían ni la más
remota ambición de dedicarse alguna vez a escribir libros de literatura
infantil y juvenil.
La antología, además del prólogo, contiene lo siguiente:
“La noche de las estatuas”, Gaby Vallejo Canedo; “Argus. La verdadera historia
de Barba Azul”, Claudia Adriázola; “Noche de San Juan”, Biyú Suárez Céspedes;
“La visitante”, Melita Del Carpio Soriano; “Las Malas Nuevas”, Julia Peredo
Guzmán; “Con la cadencia que me exige la muerte”, Carlos Vera Vargas; “Salir
volando”, Rosalba Guzmán Soriano; “Mariposas negras”, René Rivera Miranda”; “La
mano”, César Herrera; “Realidades ocultas”, Sisinia Anze Terán; “Feliz
cumpleaños”, Teresa Constanza Rodríguez Roca; “La milagrosa resurrección de
Bendita Chura”, Víctor Montoya; “Es mejor guardarla por si acaso”, Isabel Mesa
Gisbert.
La antología de “13 cuentos de misterio”, ilustrada con
las magníficas creaciones de la artista plástica Daniela Rico, es un buen
ejemplo del tipo de literatura al que deben acceder los lectores en la etapa de
la adolescencia. No son cuentos didácticos ni cuentos que abordan temas ajenos
al interés de los jóvenes lectores; al contrario, la antología es apropiada
para incentivar el hábito de la lectura entre quienes gustan de los cuentos de
suspenso, terror y misterio, con personajes que transgreden los límites de la
lógica y la razón.
Esta antología elaborada por Rosalba Guzmán Soriano,
desde todo punto de vista, se ajusta a los requisitos de un libro destinado a
los adolescentes, que necesitan relajarse, divertirse y hasta espantarse con
una lectura que les permita alimentar su fantasía y alejarlos de su realidad
cotidiana, a través de historias que los transporta a territorios donde lo
imposible es posible y donde los personajes se mueven como fantasmas en el
límite exacto entre la realidad y la fantasía.
Ya se sabe que los cuentos góticos de misterio, terror y
aparecidos, son narraciones caracterizadas por elementos fantásticos o
metafísicos que se cuentan como si fueran hechos reales. Por cuanto los
narradores de este género literario, empeñados en describir lo común y
cotidiano como algo irreal o extraño, se enfrentan a la realidad con la
intención de descubrir lo que hay de misterioso en las cosas del diario vivir,
aunque todo lector, que ingresa en la etapa del razonamiento lógico y supera la
etapa del “pensamiento mágico”, sabe distinguir entre lo que es real y lo que
es ficción en una obra literaria.
Esta breve antología cumple sobradamente con su objetivo;
por una parte, gracias al talento de los autores implicados y, por otra, debido
a que los cuentos están narrados con un lenguaje exento de retóricas, mientras
otros desarrollan el tema que nos ocupa, de principio a fin, de manera clara y
sencilla. Y, lo que es más importante, ninguno de los cuentos desvirtúa su
principal encanto: la parasicología llena de fantasía, magia y misterio.
.
Rosalba Guzmán Soriano tuvo el acierto de hacer una
antología que atrapará a sus lectores, que no siempre tienen la posibilidad de
encontrarse con un libro que está lejos de los textos de estudio y que no toca
aspectos relacionados con el buen comportamiento del adolescente o el manido
didactismo de los libros que se les impone desde la educación primaria.
Los “13 cuentos de misterio” está en la antípoda de los
libros de texto, que cumplen una función didáctica y de transmisión de
conocimientos establecidos por los “tecnócratas de la educación”; mas no por
esto es menos importante la función de una obra literaria que contribuye, así
sea como auxiliar en las unidades educativas, en la formación integral de los
jóvenes, sobre todo, si partimos del principio de que la lectura de la
literatura de ficción, a la que se circunscribe la presente antología, permite
ampliar el vocabulario, desarrollar la imaginación, el sentido crítico y la
creatividad, sin descartar que un libro de relatos de misterio, además, tiene
la finalidad de deleitar y acercar a los jóvenes hacia una lectura que los
libere del tedioso trabajo escolar, ya que no hay mejor manera de matar el
tiempo libre que refugiándose en una lectura que proporciona ideas, emociones,
experiencias y situaciones diversas, que los autores y autoras recrean en una
obra literaria, con la esperanza de despertar el interés y la fantasía de sus
lectores.
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